Los que leo

sábado, 23 de abril de 2011

El corazón guardo todos sus miedos en cajas de cartón y se marcho.

Acabo de darme cuenta, que hace cuatro años un día 23 de abril cree este blog.

Creo recordar que fue para traspasar todo lo que había escrito en el cuaderno de soliloquios, y practicamente no he sido capaz de traspasar nada, el cuaderno sigue ahí, amenazado hace más de 10 años a borrarlo de la existencia, pero lo he mantenido allí; primero entre cajas de cartón, después siempre esperando al lado en mi velador y ahora espera un viaje guardado en la maleta. Curiosa es la existencia de aquellos escritos, no se bien porque no los dejo partir.

Rara vez escribo, solo en momentos en que la desesperación es máxima, es la única vía de escape a veces, pero yo no escribo como Bukowski, quizás haga falta emborracharse, aunque lo he intentado, pero yo no soy Bukowski. 




No tengo escritos, sólo cajas de cartón.

sábado, 16 de abril de 2011

Los guardianes


 ... para Hol

¿Cuántos ojos, cuantas manos?
En cada letra se perfuma la esencia de nuestra alma
Y el tiempo te ha marcado un amarillo ámbar
Yo he marcado de gris las palabras que no se borran

Hueles a encierro de primavera
Hueles a recuerdos forjados de tristeza
Y nos preguntamos ¿quien es el guardián en nuestra alma?
Tu en la mía
Yo en la tuya

Amado Holden, siempre has estado presente en mi vida
Te he buscado mas afuera que aquí dentro
Querido Hol, siempre caminas con mis pasos
A veces me arrimo a tus brazos
Tus brazos que son palabras
Que como miel endulzan mi existencia
Palabras que me abrazan cuando la tormenta no se calma

Holden,
¿Dónde volaron los patos?
¿Porque se alejaron cuando todo se congelo?
¿Porque buscaron refugio en otro lado?
¿Porque nos alejamos de casa?

Quería comprarme un gorro de caza roja
Jo, quería quizás tu alma
La gente en verdad no entiende nada
Son solo un puñal, sin acertar

Somos los incomprendidos que nadie intenta comprender
Estamos bajo la sombra, nadie nos ve 
Transitamos en la vereda contraria, en sentido contrario
En reversa a lo largo del tiempo
No afectamos nada, solo a nosotros mismos


Solo tú escuchas mis latidos
Solo tú caminas en mis pasos
Cuanta falta me haces a veces
Me siento acompañada cuando pienso en ti
Pero sé que no estás cerca
Que deambulas en otros horizontes

¿Dónde estas Holden?
¿Dónde estás en mí?
¿Dónde?

Hacia rutas Salvajes de Jon Krakauer


Lo había esperado con ansías, y hasta ahora no había sido capaz de escribir. Aunque parezca raro, fue muy difícil leerlo, 2/3 del libro estuvieron absortos de una tristeza inconmensurable en mi, a veces no era capaz de seguir. Les aseguro que es un libro esencial para algunas almas. Krakauker escribió este libro después de publicar un reportaje sobre la muerte de Chris McCandles, fascinado por su historia  comienza a investigar su vida, intentando comprender las motivaciones de este obstinado idealista que se adentra de forma precaria en tierras salvajes de Alaska, invitando al lector a crear su propia opinión sobre la visión de vida que mantuvo Chris. 
 
Es de esos libros esenciales, para releer de vez en cuando y para dejar enmarcado muchos pasajes. Un libro lleno de esperanza, que logra impregnar en el alma el espíritu de Alex. 


Hay historias que remecen, que devastan hasta la última columna en la cual estaba posada toda tu existencia y son capaces de dar un vuelco a todas tus creencias. Nada volvió a ser igual, todo cambio, los  pilares esenciales se modificaron de tal forma que al más mínimo estremecimiento del alma el paisaje cambia. Ahora solo importa lo esencial, y a pesar de mis equivocaciones, de las veces en que tenazmente pierdo el rumbo, debo volver a este mismo paraje, a encaminarme hacia tierras salvajes. 

Imperdible.

domingo, 10 de abril de 2011

El corazón olvidado en medio de la estampida.


Estaba esperando el bus, llego 5 minutos antes de la hora, nunca ha sido puntual pero tampoco le gusta llegar muy antes o con retraso. Quizás, pensaba para sí, debió hoy quedarse en casa, hacerle caso a las sabanas que la retenían en la mañana y a ese reloj que dejo de funcionar anoche y no volvió a encender. El bus que esperaba alcanzaba la media hora de retraso, y a ella no le agradaba esperar.
Compro un jugo para entretener la espera y dejar de mirar al suelo como si fuera a encontrar respuestas. Estaba en la caja de pago cuando escucho su voz, no se atrevió a mirar, esa voz la conocía muy bien, aquel hombre que ella alguna vez amo hablaba con una mujer que repetía una y otra vez “estamos hoy de suerte”, mientras él decía que era solo coincidencia que el bus no llegase aún, que la suerte es solo una oportunidad, tal como un bus que tomas o dejas. Se paralizo en medio de todo, su corazón latió tan rápido que parecía querer brincar y escapar de ahí, ella simplemente miro hacia la salida y camino rápidamente sin mirar, sin mirar desde donde provenía aquella voz. A punto estaba de salir cuando choco de golpe con él, el jugo que había comprado se pulverizo al contacto con el suelo y se esparció allí tal como ella se deshacía en ese instante frente a él, el estruendoso ruido que hizo su alma en ese instante fue solo perceptible por las aves en algún lugar cercano a sus sueños.
Él la reconoció y no se atrevió a murmurar más que un hola, se quedaron paralizados por unos segundos que parecieron la eternidad absoluta. El amor entre ellos fue tan fugaz como intenso, nunca amaron más que aquellos días en que compartieron aquel invierno, ella recordó el momento en que conoció al hijo del nuevo novio de su tía, quienes se habían unido al grupo familiar que cada invierno se congregaban para compartir las vacaciones cerca de la montaña.
Él recordó la vez que escondidos en la alacena se dieron el primero de los tantos besos.
Ella parpadeo y recordó las veces que se reunían en la cocina o en el living de la gran casa de sus abuelos y pasaban toda la noche hablando o simplemente rozando toda su existencia.
Él recordó la vez que ambos se quedaron solos con el pretexto de estar enfermos, y lograron unir sus ansias, después en cada noche él desaparecía en medio de sus sabanas.
Ambos allí paralizados parecieron amarse igual que aquella vez, y mucho más que aquellos días, hasta que ella interrumpió aquella mirada de  ternura que ambos mantenían a una distancia que parecería una locura si su pasado los observara. 
Él no pudo pronunciar palabras, ella en cambio abatida comenzó a llorar y dijo: “lo siento, fue mi culpa, se me fue de las manos, lo siento, créeme que lo siento, fui demasiado frágil, fuimos demasiado frágil, llegamos demasiado lejos”, él solo bajo la mirada y se inclino a recoger los trozos rotos, entonces recordó la vez en que ella de golpe termino la relación, la vez en que ella entre sollozos le rompió el alma sin previa advertencia, la vez en que ella prefirió la realidad absurda de partir aquel verano a continuar sus estudios en un país lejano y no darle la oportunidad a él de seguir a su lado, fue tanto el miedo que la paralizo aquella vez que le temblaba el alma el haberse enamorado así, entonces prefirió escapar de lo que ella había aprendido a temer, a temer tanto como para huir. 
Y solo en ese insondable instante, al oír el estruendo del vidrio pulverizado al contacto con su realidad, donde tuvo la certeza que había optado por el camino equivocado, porque a pesar del tiempo y la distancia, su corazón había partido con él; y recién ahora le fue devuelto mezclado entre vidrios y aquel jugo que se esparcía.
                                                                                           Diciembre, 2010

Insomnio 546 am: En busca del cazador oculto


 Hace tiempo que cavila en mi cabeza esta idea, cada vez que pienso en este año, en las cosas que han pasado, en la revisión detallada de cada uno de los hitos que esbozaron lo que hoy queda, suele ocurrir que uno evalúa el cómo transcurre y como finalizan cada uno de los años en nuestra vida, aunque esta evaluación me provoque todos los insomnios posibles. Digo que suele ocurrir porque cuando un año de nuestras vidas es libre de tumultuosos eventos, pasa sin más, al menos eso veo en mí.
Hay personas que cierran evaluando un magnifico año por los grandes sucesos que cambian o mejoran su vida, lo cual es muy bueno, muy satisfactorio en todos los sentidos; como también hay otros que solo quieren que el “maldito” año termine de una vez, culpando a este periodo de tiempo de las acciones hechas por otros o quizás por ellos mismos, como si al comenzar un “nuevo año” dejaras de ser quien eres y todo vuelve a cero. Pienso que un cambio de año en el calendario no influye en la esencia de lo que es uno, ¿cuál podría ser la diferencia? 
Lo único que queda al terminar un ciclo, son las evaluaciones, aunque hay que reconocer que el correr del  tiempo, lineal o cóncavo, se manifiesta en lo que piensas y en lo que sientes hoy, no hay otra forma; todos los eventos del pasado están concentrados en un solo punto, siempre en el presente. Muy distinto sería si muchas de las cosas vividas no hubieran pasado, o hubieran ocurrido otras y así la manifestación del presente o la percepción de un instante podría ser completamente distinta.
Pero bueno, parte de este insomnio es solo la evaluación de un evento inesperado que ocurrió a principios del 2010.
No puedo resumir mi vida en lo que acontece en un año, porque existen tantas historias hacia atrás que son las detonantes de muchas cosas que suceden, como también son solo una pincelada de lo mucho que fui y que deje de ser. Pero la pregunta existencial de que soy, hacia donde voy y esas cosas que ya no entiendo, ni quiero entender, no me devoran hoy los sueños. Lo que me ha despertado hoy es lo mismo de todas las noches, pero se ha mezclado con las cavilaciones que me hago frente a mi libro, no quiero decir favorito porque suena a sobrestimación, es solo y simplemente, mi libro.

El cazador oculto

A principio de año en el mes de febrero, un día caluroso en un lugar al norte de Chile, en la portada del diario leí la más triste noticia con respecto al autor de mi libro, hablaba sobre la muerte del guardián en el centeno, el silencio ahora eterno de J.D. Salinger. No imaginan el golpe certero que le dieron a mi ego, me sentí más sola que nunca y lo primero que pensé fue en la llamada, en la que nunca podría hacerle. Tal como decía Holden, la llamada que le harías al escritor de ese libro que tanto te gusto, ese escritor que ojala hubiera sido tu amigo para telefonearlo y decirle lo mucho que te ha gustado su escrito. Esa llamada desde ese día, nunca podría hacerla, y aunque parezca estúpido pensar algo así, por el hecho de que las probabilidades reales de hacerla eran prácticamente nulas, a diferencia de ustedes yo siempre le he dejado espacio a las cosas improbables, quizás en eso radique toda mi fe.
Y en eso he pensado largas horas, en la llamada que nunca le hare, como muchas de las otras llamadas que nunca he hecho y que sí podría realizar, pero que dejo que se esfumen junto con las ganas.
Un escritor plasma en sus personajes parte de lo que es él, ese personaje aunque tenga padres en ese mundo literario, solo obedece a la voz de un solo creador. Los personajes de un libro son los únicos que podrían creer en un dios, un creador todopoderoso que escribe su destino, pero al igual que nosotros carecen de fe.
Holden Caulfield vivía en Salinger, el resto de su historia, el resto de su vida residía en él. Holden quedo estancado en los 17, escribiendo el último año que recuerda, evaluando el último año de su vida antes de internarse en un silencio eterno. Y con la muerte de Salinger, una parte de Holden se fue con él, es innegable que el personaje quedará plasmado en mis páginas amarillo ámbar, que a pesar de haber pasado casi 50 años Holden sigue aquí, con los mismos 17, dando vueltas en su cabeza los sucesos que gatillaron sus últimos días. Holden sigue aquí hablándonos, compartiendo su visión de este estúpido mundo, en donde las personas no han cambiado en nada en media década, y demostrándonos que los sentimientos trascienden generaciones. Llevo en el alma una parte de él, o quizás sea al revés y es él quien se queda con una parte de la mía.
Este año murió Salinger, el año en que el guardián en el centeno abrazo al silencio para siempre, y ha dejado el puesto vacante…
7 de diciembre de 2010